MISA Y PROCESIÓN DE LA FIESTA DE LA «VIRGEN DE SOPEÑA», septiembre 2017

 

Como no podía ser de otro modo, este año también celebramos el día de la fiesta mayor, sábado, en honor de la “Virgen de Sopeña”. Quisimos darle a la celebración de la misa y de la procesión un sentido más familiar y hogareño.

Hay que ser realistas y comprender que las celebraciones multitudinarias de años pretéritos han dado paso a celebraciones a las que no acuden más que los y las “devot@s”. Las fiestas de la virgen quedan como un referente en el calendario, pero no como una vivencia de fe. Y no es porque la gente sea menos buena ni crea en temas de fe.

Los vecinos de Añavieja y los allegados (hijos del pueblo y descendientes) se sienten identificados con el pueblo y sus fiestas, pero el tema celebrativo les queda lejano. Así es que este año le dimos a la fiesta religiosa un pequeño giro participativo en el que intervinieron varios niños y niñas a lo largo del recorrido de la procesión. En diferentes puntos de las calles, los niños y niñas le “hablaron” a la virgen y le hablaron a la gente del pueblo acerca de lo bonito que era vivir y tener una familia de acogida, una abuela maravillosa que hacía las veces de virgen María en sus vidas.

Las ofrendas que se hicieron en la misa que celebramos a continuación consistieron en patatas, huevos de gallina y trigo. Un niño o niña presentaba una ofrenda y otro, desde el ambón, explicaba al pueblo que estaba presente en la celebración el motivo de esa ofrenda.

Al final de la misa una abuela dio las gracias a la virgen – desde el ambón – y explicó el motivo por el que sentía felicidad en su vida al poder disfrutar de la presencia de sus nietos y colaboraba con sus hijas en la crianza y educación de ellos.

En síntesis, fue una celebración emotiva, cargada de sentimiento, de hondura religiosa para los más creyentes y de sentido familiar y celebrativo para todos. Corrieron lágrimas de alegría entre los participantes y afloró el sentimiento de pertenencia a un pueblo que valora sus tradiciones a la vez que celebra su fe cantando, rezando y “paseando” a su virgen por las calles de su pueblo, de Añavieja.

Transcribo literalmente algunas frases leídas en la calle por algunos niños:

“Me gustaría que todos los niños pudieran vivir con sus abuelas lo mismo que vivo yo con mi abuela. Teniendo a su abuela a su lado, los niños sentirían que es como tener a la virgen de Sopeña acompañándole en la cama, cuando estudia, cuando juega, cuando sueña”.

“Mi abuela es como un velo que detiene todo lo malo y me protege. Es mi ángel de la guarda. Virgen María, ya conoces todo lo que te digo, pero ahora lo digo en voz alta para animar a otros niños y a otras abuelas a que vivan lo que yo estoy viviendo con mi abuela”.

Invitamos a todos los “hijos del pueblo de Añavieja” a venir al pueblo y a participar en la celebración de la misa y de la procesión. El próximo año lo intentaremos hacer mejor, que no es poco.